Comprender la técnica adecuada para limpiar el pelaje es primordial. Mucha gente supone erróneamente que bastará con tirarla a la lavadora o lavarla a mano, pero esto puede dañar irreparablemente esta valiosa prenda. Dado que las pieles se usan con frecuencia en las duras condiciones del invierno con nieve, lluvia y viento, inevitablemente pierden su brillo y necesitan limpieza. Un paso inicial sencillo después de cada uso consiste en agitar suavemente el pelaje para eliminar el polvo incrustado.
En caso de que el pelaje se moje por la lluvia , la primera acción es sacudirlo enérgicamente para eliminar el exceso de agua. A continuación, es necesario frotarlo suavemente con un paño de algodón blanco limpio, evitando frotar el pelaje. En ambos casos, es fundamental mantener la calma sin acciones bruscas. Una vez frotado, se recomienda dejar que el pelaje se seque al aire durante la noche en un espacio fresco y bien ventilado, colgándolo en una percha ancha para que mantenga su forma.
Otro aspecto crucial es el uso de un cepillo de pelo especializado para el aseo. Es vital cepillar en la dirección natural del pelaje, empleando movimientos pequeños y consistentes mientras se concentra en pequeñas secciones a la vez.
